En la sociedad actual estamos inmersos en préstamos e hipotecas, con el consiguiente pago de intereses, en algunos casos considerados abusivos. En este sentido, nos acercamos en este artículo al concepto de usura en la Edad Media.

A medida que se fue desarrollando la economía, la utilización de la moneda se generalizó, por lo que se planteó la necesidad de justificar la existencia del préstamo con interés. Santo Tomás de Aquino elaboró una teoría que justificó el interés. Se trataría de la compensación por la expectativa de ganancia perdida por el dueño del dinero, es decir, por el prestamista, que al prestar quedaba privado de una suma de dinero determinada. De esta manera, en Europa se aceptó el interés sin generar conflictos con la religión. Pero la Iglesia siguió condenando los intereses abusivos, la usura y a los usureros.
La llegada de la Edad Moderna y de la Reforma, especialmente del calvinismo, cambiaron los valores en esta cuestión. A partir de ese momento, comenzaron a imperar las concepciones puramente económicas y no escolásticas. El capitalismo mercantil se basaba en la libre distribución de los propios beneficios con las únicas limitaciones que se establecieran contractualmente y libremente asumidas por las partes. Ahora lo condenable no era el préstamo, ni el interés, sino la violación del contrato, del compromiso adquirido.
Eduardo Montagut
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