
El siglo XVII no fue tan pródigo en vecindarios, censos y recuentos. El primero se realizó en dos veces: 1625 y 1635-1637. Debía servir para la recaudación de los “donativos” que se pidieron, realmente exigieron, en tiempos de Felipe IV. En el año 1646 se hizo el segundo recuento general, y para repartir los juros. Este fue uno de los recuentos peor realizados. En la mitad de la década de los noventa se hizo el último recuento de aquella centuria y tuvo una finalidad militar, ya que se quería conocer la población que había para proceder a la leva de soldados.
En la Corona de Aragón se hizo el Vecindario de 1495, encargado por las Cortes de Tarazona, y que conocemos por la obra de Ignacio de Asso en la época ilustrada. En el siglo XVII se elaboraron otros dos vecindarios o recuentos. En el reino de Valencia se hizo un censo en 1510 y unos recuentos entre 1565-1572 sobre la población morisca. Por fin, en 1609 se hizo otro recuento. Mallorca realizó su primer recuento en 1585.
Pues bien, una vez que hemos repasado sucintamente la cronología de vecindarios, censos y recuentos en la España de los Austrias, nos detendremos en el Vecindario de Campoflorido a principios del siglo XVIII.
El Vecindario lleva el nombre de Campoflorido porque fue mandado realizar por el presidente del Consejo de Castilla, el marqués de Campoflorido en 1712. Se trataría del primer censo del siglo XVIII, que ha dado importantes recuentos y censos, como el de Floridablanca, por ejemplo. El Vecindario de Campoflorido comprende casi toda España menos las provincias vascas y los dos archipiélagos, por lo que hasta el momento era el más ambicioso. Se conserva el manuscrito original en la Biblioteca Nacional de Madrid. Su realización duró hasta 1717, aunque la mayoría de sus datos se refieren al año 1712. La finalidad de este Vecindario era fiscal. Concretamente, se pretendía conocer el número de pecheros para repartir las imposiciones que debían establecerse como consecuencia de la Guerra. Debemos recordar que al terminar la contienda, como es sabido, se dieron importantes reformas hacendísticas al incorporarse al esfuerzo fiscal general los antiguos reinos de la Corona de Aragón, que habían sido vencidos y sobre los que se aplicarían, además, los Decretos de Nueva Planta.
Así pues, el documento del Vecindario nos ofrece una información del número de vecinos pecheros, pero, además, en algunos lugares se incluyó el número de hidalgos, eclesiásticos, viudas y pobres, lo que, en teoría enriquecería más nuestro conocimiento, pero los historiadores de la demografía histórica han sido muy críticos con este Vecindario, y lo consideran el peor recuento de toda la centuria. Se llega a pensar que las cifras pueden estar entre un veinte a un cincuenta por ciento por debajo de la realidad. Ya Ustáriz corrigió en su día muchos datos que consideró defectuosos, y lo publicó en 1724, elevando el número de habitantes del Vecindario en un 25%.
Eduardo Montagut